
Este de hoy es un ejemplo de cómo la renovación de la cocina de una casa de verano puede ser absoluta sin necesidad de gastar en exceso. ¿Cómo? Pues ajustándola a las verdaderas necesidades que va a satisfacer y utilizando de base el mobiliario de Ikea para personalizarlo después y hacerlo así, mucho más original y único.
La distribución de los elementos en la estancia sigue siendo la misma, pero con éstos y los detalles y complementos actualizados. Los muros originales que enmarcaban la antigua cocina haciendo que quedara muy cerrada, tipo armario, se han demolido para dejarla completamente abierta y conectada. La inmensa nevera que había (no necesaria para una casa de verano) se ha sustituido por otra pequeña, integrada en el mobiliario. Con esto se ha ganado espacio para poner módulos de almacenaje superiores. En el lado del fregadero se ha optado, en cambio, por una balada abierta con unos apliques sobre la misma, que añaden un toque cálido e informal al espacio, al igual que la encimera de madera. Todo ello, para rematar, se han incorporado sobre un alicatado mucho más fresco y ligero, a base de azulejos blancos artesanales. El conjunto ofrece una estética mucho más actual, sencilla y luminosa que la que había.
Detrás de esta transformación está Sarah Sherman Samuel, cuyo blog (con otros muchos trabajos) podéis ver aquí. ¿Qué os ha parecido? ¿Os gusta el cambio?
14 septiembre, 2018
enmanuel
Realmente impresionante el cambio. El post de hoy muestra lo que has dicho sobre ajustar a las verdaderas necesidades. (me ha gustado la frase). nada sobra nada falta. gracias y buen finde.
15 septiembre, 2018
Bea Atienza
Efectivamente! Para sacar de un espacio su verdadero potencial siempre hay que ajustarlo a las necesidades reales de cada uno, Enmanuel.
Un abrazo y buen finde para ti también.