Divertida, vibrante, sorprendente, elegante… Todo esto, y aún más, es esta preciosa casa de campo ubicada en Cantabria decorada por la interiorista María Lladó y que he descubierto en la edición digital de Nuevo Estilo. Si habéis visto antes alguno de los trabajos de Lladó rápido os habréis dado cuenta de que esta vivienda lleva su firma. Tiene un estilo inconfundible, un sello único que, generalmente, se caracteriza por la magnífica mezcla y manejo que hace del color. Sobre fondos neutros, como en este caso con el suelo de pino al natural y las paredes en blanco, crea paletas cromáticas super fogosas y llamativas pero que nunca parecen excesivas. Introduce los acentos a través de tejidos, complementos y mobiliario vintage y recuperado que mezcla perfectamente con otros elementos contemporáneos y de diseño. Esa es otra de sus señas de identidad con las que crea atmósferas de lo más vividas, impregnadas de sabor, de texturas y de matices. Pura esencia ecléctica que también se deja notar en esta casona cántabra en la que ha enfatizado algunos elementos estructurales como las vigas del techo (teñidas en tono miel) y la columna central del salón (pintada en color mostaza).

¡Cómo empiezan ya a apetecer interiores como este, tan llenos de color y luz! ¿A vosotros también os lo pide el cuerpo?

P.D. La regla 60-30-10 para aplicar el color en su justa medida.

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