
¿Sois de los que, con el año nuevo, os estáis plantando dar un giro importante a vuestra casa? ¿Tenéis pensado afrontar alguna reforma? Pues aquí está este post con el que voy a intentar haceros la vida un poquito más sencilla si decidís embarcaros solos en la aventura. Ya hemos comentado en otras ocasiones las claves de lo que tenéis que tener en cuenta y planear antes de empezar con cualquier obra (tener claras vuestras necesidades y circunstancias, planificar la distribución de la vivienda, elegir carpinterías y materiales, seleccionar gama cromática y, finalmente, decorar); pues esta vez me voy a centrar en varios consejos que os podrían resultar útiles desde el punto de vista personal. Gestionar cualquier reforma es estresante (no nos vamos a engañar), porque implica estar pendiente de mil cosas e ir apagando fuegos de vez en cuando, pero si tenéis en cuenta estas directrices el proceso se os hará algo más llevadero e, incluso, puede, que acabéis disfrutando de él.
1 | Sé paciente
Puede sonar absurdo o parecer obvio, pero os aseguro que a veces (y este es el caso) es necesario repetirse e intentar ser conscientes de lo que normalmente se asume y se da por hecho. Cualquier tipo de obra o reforma lleva su tiempo (más o menos, lógicamente, en función del grado de intervención) y también es muy posible que, al final, se dilate un poco más de lo esperado al principio. No os agobiéis, pensad que siempre hay luz al final del túnel 🙂 y sed pacientes con el proceso en sí y con el equipo y profesionales que estén interviniendo.
2 | Sigue de cerca el proceso de obra
No os despistéis, ¡nunca! Si lo hacéis, es muy posible que algunos remates o detalles especiales que tuvieseis planeados se queden por el camino o acaben proyectados del revés. Sobre todo si no habéis proporcionado al equipo de obra la documentación completa para que puedan ejecutar cada una de vuestras ideas al milímetro. Pensad siempre que, por muy buenos que sean los profesionales de obra que hayáis contratado, no tienen poderes telepáticos. Y si no os expresáis bien y seguís muy de cerca cada paso del proceso de obra se puede malinterpretar algo o, sencillamente, obviar.
3 | Persevera en tus ideas
A lo largo de todo el proceso podéis encontraros con que algún trabajador de cualquiera de los oficios que intervienen os diga eso de… «lo siento, pero esto no se puede hacer». Mentira. Al menos mentira, en la mayoría de los cosas. Aunque no debéis pedir lo que verdaderamente sea imposible de hacer y, aunque tenéis que ser muy conscientes de las limitaciones que tienen vuestra propia casa en sí, tampoco tenéis que rendiros a la primera y conformaros con lo que sabéis que no queréis. Cada vez más profesionales de las reformas integrales en Madrid (y, por supuesto, en muchas otras ciudades, y si son grandes incluso más) son inquietos y disfrutan con proyectos que supongan un reto o un desafío. Que cueste un poco más de trabajo ejecutar algo, no significa que no se pueda hacer.
4 | Prepárate para los imprevistos
Tan seguro como que el agua no tiene color. Los imprevistos en cualquier obra (de mayor o de menor envergadura), llegarán. Y cuando lo hagan, que no cunda el pánico. Pensad siempre que pocas cosas en la vida no tienen solución. Y las que vienen de una obra o reforma siempre la tienen. Pueden agobiar un poco (seguro), pero al final se resuelven. Escuchad a los profesionales del gremio, dejaos asesorar por ellos y buscad conjuntamente la mejor solución a cada problema. Al final, cuando estéis disfrutando de vuestra casita reformada, ni os acordaréis que los hubo.
5 | Guarda un extra en la recámara
Y este último consejo viene a colación, claro, del anterior. Aunque debéis tener calculado desde el principio el presupuesto del que disponéis y la cantidad total que os va a costar la reforma, os recomiendo encarecidamente que siempre tengáis un poquito más en la recámara por lo que pueda pasar. Los imprevistos que surgen por el camino se suelen solucionar a las mil maravillas o con más tiempo de trabajo, o con algo más de dinero invertido. Así que, si podéis contemplar ese dinerillo extra para la partida de imprevistos estaréis más tranquilos y preparados cuando surjan. Eso sí, también os recomiendo que no confeséis tenerla desde el inicio de la reforma. 😉
¿Habéis afrontado alguna vez una reforma en casa vosotros solos? ¿Añadiríais algún otro consejo?
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