
En estancias grandes y conectadas, como -por ejemplo- en salones-comedores o en viviendas que tienen en un mismo espacio visual la zona de entrada y el salón, es frecuente encontrar más de una alfombra como parte de la decoración de turno. Las alfombras, como ya hemos hablado en otras ocasiones, no sólo ofrecen una sensación cálida y acogedora a las estancias, sino que también son un recurso fabuloso para delimitar zonas de uso, algo que resulta especialmente práctico cuando no hay tabiques y disponemos de espacios diáfanos. Por eso, en estos casos, también es importante que dichas alfombras -que aunque no estén necesariamente una al lado de la otra, sí se perciben como dos piezas de un mismo todo- convivan en cierta armonía. Tienen que hacer una buena pareja y, además de funcionar de forma individual, hacerlo de forma conjunta. ¿Y cómo se logra esto? Pues prestando atención a algunos detalles:
A) Tonalidad y estilo. El color, la gama tonal, y el estilo son dos de los factores que mejor marcarán el equilibrio entre las alfombras. Apostar por el mismo estilo y tonalidades complementarias o el mismo color en mayor o menor grado de intensidad será un acierto seguro. Ahora bien, no consiste en poner dos modelos de alfombra idénticas o casi iguales. Recordad que el contraste también aporta riqueza visual y es atractivo para el ojo, así que buscad ambas cosas. Añadid el acento y el toque que contraste a través de los motivos y geometría de una de ellas. Por ejemplo, si una de las dos alfombras es neutra y más bien lisa, poned la otra con una base más intensa del mismo color y algún patrón sutil o dibujo. Y si, por el contrario, os va el riesgo… no os cortéis y elegid dos alfombras de diferente gama cromática e incluso estampado. Una puede llamar mucho más la atención, siempre y cuando la otra la equilibre con colores más neutros y dibujos más sutiles.
B) Tejido y textura. De algodón, lana, arpillera, pelo corto, pelo largo… ¡Texturas y tejidos hay miles para las alfombras! Y, en este caso, la regla anterior también aplica. Si buscamos más neutralidad general, elegid el mismo tipo de tejido para ambas alfombras y cread, eso si, el contraste jugando con cualquiera de los otros factores. Si, en cambio, preferís poner dos alfombras de tonalidad y estampado muy similares, mi recomendación es que apostéis entonces por incorporar el contraste entre ambas eligiendo dos tejidos diferentes. Por ejemplo, si queréis dos alfombras en tono beige y lisas, poned una de pelo largo y otra de pelo corto. Con eso, ¡ya tendréis un bonito juego de texturas!
¡Elige tu combo!
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C) Tamaño y forma. Aqui, cada espacio manda. Normalmente una de las dos alfombras será más grande (por ejemplo, la de la zona de estar de un salón) y la otra más pequeña (por ejemplo, la de la zona de la entrada). También es posible que, dependiendo de la morfología del propio espacio y la funcionalidad de cada una, las dos alfombras varíen en cuanto a forma. En las entradas o áreas de paso, probablemente os encaje mejor una rectangular, mientras que en una zona amplia del salón lo haga una cuadrada o redonda. Que no os de miedo que estos factores varíen. A su vez, estarán aportando cierto contraste entre ellas, dentro de un equilibrio.
Y vosotros, ¿tenéis más de una alfombra en un único espacio visual?
5 noviembre, 2018
enmanuel
Soy muy fan de las alfonbras. me parece que es un elementos que aporta mucha calides en una estancia. en invierno soy de tipo turkas y kilims. sobrepuestas solapándose unas con otras. y para los meses estivales me decanto mas por las de fibras naturales. para mi son un must. gracias por el dosier y buena semana.
6 noviembre, 2018
Bea Atienza
Gracias a ti por comentar, Enmanuel. Y muy buena elección en cuanto al tipo de tejidos según la temporada. Coincido contigo totalmente.
Un abrazo.