Nunca dos opuestos han encajado mejor. El blanco, que refleja toda la luz y que es la suma, la síntesis, de todos los colores, amplia la sensación de espacio y otorga luminosidad a un interior. Psicológicamente (aquí, en Occidente) aporta calma, pureza y sensación de relax. El negro, en cambio, simboliza todo lo contrario. Es la ausencia de color, el denominado «no color» (los absorbe todos) y también se asocia a la nobleza y la elegancia. Juntos tienen la capacidad de crear ambientes tan equilibrados y certeros cómo estos, aunque mucho menos arriesgados…
El término medio entre ellos, el gris, aporta a un ambiente un efecto compensador. Iguala, deja a cada color sus características propias sin influir en ellas y neutraliza los contrastes violentos entre colores complementarios, por ejemplo.
No obstante (y esto hay que dejarlo claro) los colores y lo que éstos transmiten no tienen el mismo significado en todas culturas. Cada sociedad asigna distintos atributos y emociones a cada color, aunque aquí, en el blog, nos acerquemos al código occidental, que es con el que nosotros estamos familiarizados.
17 abril, 2013
Takako
En mi país (Japón, como bien adivinaste) el color blanco se usa en los funerales, al contrario que en occidente.
Me gusta la combinación del blanco y negro de las fotografías que nos muestras.
17 abril, 2013
Bea Atienza
Si, es curioso la forma tan distinta en que se interpretan los colores según cada cultura. Es un tema, como digo, más que interesante. Gracias por tu aportación Takako! Un abrazo.