
… o muy cerca, está ubicada La Solana. Es una inmensa casona rural, rural de las de verdad, en la que poder perderse y disfrutar de un entorno y un pueblecito inmejorables a muy pocos kilómetros de Madrid. Es un paraíso que tienen la suerte de tener dos de mis tíos y al que yo misma debería ir con mucha más frecuencia de lo que lo hago. No siempre saco el tiempo necesario, pero cuando lo consigo… ¡no sabéis lo que lo disfruto! En esta última ocasión he querido aprovechar para traer al blog un pedacito de ella porque, como vais a ver, ¡no tiene desperdicio!
Y de verdad que no lo tiene… el desperdicio, digo… ni por fuera, ni mucho menos por dentro. Son tres plantas de casa llenas de rincones acogedores, gustosos, cálidos… en las que el calor que emana de la vieja salamandra y el olor que siguen desprendiendo la piedra y la madera te envuelven y rodean trasladándote a otros tiempos, a otra época. Es como hacer un paréntesis en tu vida ajetreada para retroceder en el tiempo y poder comprobar, en primera persona, cómo se vivía antes y cómo eran las casas de esos pueblos que no siempre tenemos tan presentes como nos convendría…
Ir a La Solana es ir a disfrutar, a agradecer lo que tengo y a pasar esos grandes ratos con mi familia que luego tanto recuerdo. En cada esquina de cada habitación hay algo por descubrir. Detalles, objetos, colores, texturas…
Todo está lleno de contrastes que juegan con lógica dentro de un espacio armónico y en consonancia. Y también se ven piezas y objetos de esos únicos, que son difíciles de encontrar y que no todos saben comprender o admirar.
La Solana no es una casa, es un hogar, en el que las imperfecciones juegan un papel más que importante. Lo artesano y no exacto de muchos de sus acabados, sus remates… convierten a esta casa rural en, para mí, toda una pieza de museo digna de vivir y de observar.
Cada una de sus salas (zonas de estar, varios dormitorios, espacios para el ocio y la lectura, y hasta un cuarto especial de lo que antes era la cocina con una chimenea y un horno de pan) dan forma a un hogar lleno de personalidad que me resulta, claro, tan familiar y personal…
Lo más destacado de la casa o cada uno de sus pequeños detalles tienen un gran significado para mí. Un significado, por cierto, que siempre asocio a un sonido: el del jazz. El jazz que pone mi tío y que, si quiere, suena con nitidez y brío sin importar en que punto estés de la misma.
Y así se pasan los días en La Solana, esa querida casa y, ante todo, confortable hogar que viste, respira, huele y suena a lo que yo más quiero: mi familia.
Volveré muy pronto. Lo prometo y espero.
9 diciembre, 2013
Picapino Carpintería/Ebanistería
Verdaderamente alucinante. Una casa llena de vida y preciosa. ¡Qué gusto debe ser ir allí a pasar unos días!
9 diciembre, 2013
Bea Atienza
Gracias compis!! Me alegra que os guste!! Y sí, la verdad es que estar allí es fantástico, como estar en otro mundo… 🙂
Un abrazo.
9 diciembre, 2013
Maria Eugenia
Me recuerda muchísimo a la casa de mis abuelos, yo la tengo disponible cuando quiera, jejejeje
La fachada es alucinante!!
9 diciembre, 2013
Bea Atienza
jejejeje! Que suerteeee Maria Eugenia!! Disfrútala! 🙂
Besos.
9 diciembre, 2013
Carmen
Me encanta. Es preciosa y tú que puedes disfruta de la casa, del entorno, de la música y sobre todo de la familia.
9 diciembre, 2013
Bea Atienza
Gracias Carmen!! Y sí, la verdad es que intento disfrutar de todo ello lo más que puedo!! Aunque reconozco que debería hacerlo más. 🙂
Un abrazo.
10 diciembre, 2013
Estudio Arcota
Buenos encuadres y buena composición……las fotos están apetecible, el sitio también. Un beso guapa !
10 diciembre, 2013
Bea Atienza
¡¡¡Buenooooooooo!!! QUÉ GRAN HONOOOR!! De verdad! Me he ruborizado y todo!! Os gustan de verdad?!… Jo, muchas graaaaaacias!!
Viniendo de profesionales de la fotografía y del estilismo y la decoración como vosotros… ¡no puede hacerme más feliz este comentario! Y si están mínimamente logradas, ya sabéis que es gracias a vosotros!! Lo mucho que me habéis enseñado lo intento aprovechar cada día. 🙂
Mil gracias Cris!!
Un besazo para los dos.
10 diciembre, 2013
rocioesquilas
Bea es una cucada, me encantan los textiles, que están por todas partes. Y la cocina es una monada… entiendo cuando dices que te gustaría ir más tiempo, pero si es que NO PARAMOS jaja aunque allí seguro que desconectas 🙂
10 diciembre, 2013
Bea Atienza
Que bien que te guste Ro! Me alegra mucho… y sí, NO paramos… así nos va. Jejeje! Pero bueno, no nos quejemos que afortunadas somos. Y más teniendo rincones como éste para desconectar de todo de vez en cuando, cierto!
Besos.
10 diciembre, 2013
laura
Bonita casa!!!! y tengo que darte la enhorabuena por las fotos, son increíbles!!!!! Así apetece visitar un sitio como ese 😉 Me encanta la parte del comedor donde hay una mesa grande, en la que me imagino a toda tu familia ;P
Un beso y disfrútala tanto como puedas!
10 diciembre, 2013
Bea Atienza
Muchiiiisimas gracias Laura!! Cuanto me alegra que te gusten las fotos!! Y ya sabes, únete a esa mesa cuando quieras con la que también es tu familia, ya lo sabes.
Besos.
12 diciembre, 2013
Carolina {Buena C}
Hola Bea!
He visto este post gracias al FB de Picapino.
Me ha encantado la casa, es preciosa. Me ha hecho mucha ilusión ver que es el mismo pueblo dónde yo tengo una casita ya que le tengo muchísimo cariño.
Un abrazo!
Carol
12 diciembre, 2013
Bea Atienza
Muchas gracias Carolina!! Si es que es un pueblo precioso, verdad?…. 🙂
Otro fuerte abrazo.