Lámpara 265, de Paolo Rizzatto

Aquí os traigo otra de mis últimas y más intensas obsesiones. Pero esta, sí que sí. ¡De verdad que me ha creado una adicción que no os imagináis! Desde que vi por primera vez esta lámpara de pared, la 265 del diseñador Paolo Rizzatto, no puedo hacer más que imaginar cómo sería tenerla en mi casa. Es una verdadera obra de arte. De hecho, casi parece una escultura. Su silueta alargada, delicada y esbelta consigue dibujar a modo de garabato cualquiera de las escenas en las que está. Es como ver una línea de tinta lanzada sobre un lienzo de la mano de algún maestro. Esos que consiguen que parezca improvisado, fácil y sencillo lo que en realidad no lo es.

Para mi es una pieza bellísima (en cualquiera de sus tres colores: negro, blanco o gris) y, a pesar de su gran tamaño (casi un metro el aplique de pared y más de 2 el resto de la luminaria), resulta ligera y nada pesada. Su flexibilidad (se mueve hacia todos los lados y se coloca de todas las formas posibles) la hace absolutamente funcional y práctica. Tanto vale para crear un rincón de lectura, como para alumbrar una zona de una forma más general y, sólo con su imponente presencia, llena por completo el espacio en el que está. Se deja ver, no pasa desapercibida, pero -a la vez- es elegante, sutil y sencilla. Dos conceptos que en principio pueden parecer opuestos pero que en ella, en la lámpara 265, se hacen posibles y compatibles. Sencillamente, y resumiendo: PURO DISEÑO.

Yo, mientras la miro, seguiré rascando y rascando el bolsillo…. y estirando y estirando cada centímetro de mi casa para intentar que, algún día, esta lámpara entre. Tanto en el bolsillo, como en la casa digo. Y para quien se lo está preguntando: Rizzatto creó su diseño para Flos, dónde se puede conseguir. ¿Qué os ha parecido? ¿Compartís la obsesión conmigo?