
En un post de hace meses os hablé del mundo de las cortinas y mi controvertida historia con ellas (ver aquí) y hoy os traigo otra de las formas más acertadas de cubrir las ventanas de casa y que nos lleva a hablar de otro mundo, el de las cortinas venecianas. Son una estupenda solución, práctica y funcional, pero también muy decorativa. Las más tradicionales, las de madera, potencian atmósferas naturales y cálidas y son apropiadas en estilos rústicos, provenzales, clásicos o nórdicos… Las de aluminio, en cambio, tienen un corte más contemporáneo y también funcionan en looks nórdicos, además de minimalistas, industriales, eclécticos, etc.
Con el tiempo se han ido incorporando al mercado muchas variedades de cortinas venecianas. Las hay en cualquier color y en tonos variados de madera (cereza, haya, etimoe, blanco, wengue, roble…), así como en diferentes dimensiones o incluso de tamaños a medida. Su adaptabilidad las hace adecuadas para cualquier estancia de la casa: desde salones, comedores o dormitorios, hasta baños y cocinas.
Otra de las grandes ventajas de las venecianas es que sus lamas (a elegir entre 50mm o 29mm) son orientables y nos permiten regularlas y controlar así el paso de la luz. Se recogen verticalmente y mantienen la privacidad sin impedir las vistas desde el interior y su mantenimiento es fácil y sencillo. Se limpian con un plumero o un trapo húmedo, en el caso de las de aluminio, y seco, en el caso de las de madera.
¿Y dónde encontrar este tipo de cortinas?… Pues os recomiendo que os paséis por la tienda online Kaaten. Te las hacen a medida y tienen venecianas de aluminio y de madera, además de infinidad de cortinas y estores de muchos tipos.
17 diciembre, 2014
transitoincial.com
Totalmente fan de las cortinas venecianas, hace algunos meses estuve en una exposición en la tienda Vinçon de Barcelona, y me maravillaron, las allí expuestas, tenían unos acabados en unos colores fantásticos.
17 diciembre, 2014
Bea Atienza
Pues ya somos dos!:-) La verdad es que con la inmensa variedad que hay hoy en día, es imposible que no gusten!