
Ayer no tuve un buen día. Más bien, al revés. Fue uno de esos en los que habría sido mejor pasarlo durmiendo, saltarlo -de alguna manera- en el calendario. Seguro que sabéis de lo que hablo. ¿Quien no tiene alguno así de vez en cuando, no? Todos somos conscientes de que son inevitables, de que la vida resulta -a veces- demasiado larga (aunque en otros momentos parezca demasiado corta, sí) como para que todas sus jornadas sean de color de rosa. Y, sinceramente, quien diga lo contrario: o miente… o miente. En fin, que cuando esto sucede, más nos vale tener también algún recurso a mano (y digo recurso, dando por hecho que otras personas a nuestro lado ya las tenemos) que nos anime, nos amaine o nos haga un poco más dulce y llevadero todo lo amargo. Aquí es donde, en mi caso, entra en juego el chocolate. Sé que, quizás, este post se escapa algo del mundo de la decoración en sí. O bueno, si lo miráis detenidamente, a lo mejor pensáis que no… pero sea como sea, me ha apetecido compartirlo con vosotros hoy. Tan sencillo como eso. Es mi oda al chocolate.
13 noviembre, 2014
laura
por diooos!!! que pinta tienen las tartas!!!!!! ÁNIMO!!!!! un besazo fuerte!!!!!!!!!
13 noviembre, 2014
Bea Atienza
Siii… gracias guapa!
Besazo también para ti.
13 noviembre, 2014
Marta B
Mmmmmm!!! Viva el chocolate en todas sus formas, estados, temperatura… Y lo bien q sienta cuando uno está chof 🙁
Espero q hoy estés más animada… Besitos
13 noviembre, 2014
Bea Atienza
Ya mucho más, sí. Gracias Marta. No hay nada como dormir y empezar un nuevo día después de una buena panzada de chocolate, eh? 😉 jejeje.
Besos también para ti.
13 noviembre, 2014
Rebeca
Comparto tanto el sentimiento de esos días como el amor absoluto e incondicional hacia el chocolate. Cada error nos acerca más al acierto, mucho ánimo!
13 noviembre, 2014
Bea Atienza
Siempre anima saber que estos sentimientos son compartidos, verdad? Incluido el amor por el chocolate. 😉
Muchas gracias Rebeca!
13 noviembre, 2014
Raquel Sperides
Jajajaja veo que no soy la única que recurre al chocolate. Yo ayer también tuve un día de perros y cuando llegue a casa por la tarde me preparé una taza de chocolate caliente que me supo a gloria.
14 noviembre, 2014
Bea Atienza
Y seguro que te arregló, o al menos mejoró, mucho la jornada. ¿A que sí?… ¡Pues ya somos dos! 😉