Primero fue la Jieldé. Luego la Cestita. Y ahora (aunque casi casi a la vez que la segunda), la Beni Ouarain. La alfombra -y tercera pieza de diseño original- que luce nuestro salón tras los últimos cambios que hemos hecho y que ya os conté en su día. Estoy segura de que más de uno y de una habéis oído hablar ya de este tipo de textil para el hogar, ¿verdad?. Las alfombras Beni Ouarain (tan de moda últimamente) tienen su origen en Marruecos, en las tribus de mujeres bereberes dedicadas al pastoreo que llevan tejiéndolas desde hace siglos -como forma de subsistencia y a modo de mantas y colchones para protegerse de las bajas temperaturas de la noches en la zona- y con cuyo nombre han sido bautizadas.

Estas piezas se realizan en telares de madera con lana pura y natural de oveja. Al estar completamente hechas a mano, cada alfombra es irregular, diferente y verdaderamente única. No hay dos modelos iguales. Sobre el tono crema del fondo de cada una de ellas se dibujan geometrías tribales, normalmente en color marrón y/o negro. Este cambio de color se debe a los diferentes tonos de lana según cada especie oveja o parte del cuerpo del animal. En algunos casos la lana puede teñirse, incluso, con corteza de árbol. La nuestra, como veis, es totalmente irregular, espontánea en sus motivos y de una dimensión de 2,40 x 1,70 metros en sus zonas más largas.

Y lo que hace todavía más especial a esta pieza es que, por un lado, tiene flecos pero no por el otro. Esto se debe a que originalmente fue tejida en un tamaño mucho mayor como manta, de la que -al final- se sacaron dos piezas distintas para vender como alfombras. Vamos, que nosotros tenemos en casa la mitad de la que era la pieza entera. ¡Quien sabe en qué punto del mundo ha acabado la otra! 🙂

¿Cómo podéis distinguir una Beni Ouarain auténtica de otra que no lo es?… Pues básicamente porque las que son copias resultarán mucho más perfectas en su forma. No suelen tener el acabado rústico de las originales y se fabrican en muchos más tamaños y con todo tipo de colorido. Incluso las que son negras o marrones muestran una tonalidad mucho más uniforme. Las originales, en cambio, pueden sufrir diferentes gradaciones en su colorido debido a la inestabilidad de un tejido como la lana pura y los tintes naturales.

Por si a alguien le interesa: nuestra alfombra Beni Ouarain la compramos en Berbería, una tienda que recomiendo (y mucho) a todos los amantes y apasionados de la decoración marroquí. ¡No tiene desperdicio!

¿Qué os parece cómo queda en nuestro salón? ¿Os gusta este tipo de alfombra?

6 Comments

  • 21 abril, 2017 Responder

    enmanuel

    ¡¡¡queeee chulada!!!… muy acertada. le da un toque muy especial a la estancia. un beso a haskel.

    • 21 abril, 2017 Responder

      Bea Atienza

      ¡Muchas gracias Enmanuel! Y dado: el beso a Haskell, digo. 🙂

  • 21 abril, 2017 Responder

    Alde

    La alfombra muy bonita y Haskell seguro que se lo pasa bien con esos flecos.

    • 22 abril, 2017 Responder

      Bea Atienza

      Jejeje. Efectivamente Alde! 🙂

  • 22 abril, 2017 Responder

    Littlefew

    Me encanta cómo queda!!! La elección me parece todo un acierto!!!
    Que la disfrutéis mucho chicos!! 😉
    Laura

    • 22 abril, 2017 Responder

      Bea Atienza

      Gracias guapa!
      Un besazo!

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