¿Tenéis frisos en las paredes de vuestra casa? Los que no, ¿os gustan como recurso de interiorismo? La verdad es que los frisos son un elemento muy utilizado en el pasado. Ahora los seguimos encontrando, aunque con algo más de moderación, y sobre todo en viviendas o espacios de estilo rústico, country o clásico. Por friso me refiero a cualquier tipo de revestimiento (normalmente madera o melamina, pero también azulejo, PVC, tela, papel pintado…) que se coloca en la parte inferior o superior de una pared con el objetivo de adornarla, aislarla o protegerla. Y también son muy útiles, por cierto, para ocultar defectos y disimular el -para casi todos- terrorífico gotelé.

En espacios como baños y, sobre todo cocinas, son especialmente empleados. Lo mismo que en las habitaciones infantiles, ya que evitan los roces directos de sillas y otros muebles. Por norma general la instalación de un friso suele ser sencilla, aunque depende -claro- del material en el que se componga. Si es un alicatado, mejor dejarlo en manos de expertos (a no ser que seáis unos verdaderos manitas), pero con uno de papel o incluso de madera podéis atreveros. Estos últimos, por ejemplo, tan sólo llevan detrás unos listones o rastreles, que son como guías en las que sujetar las tablas del friso que quedan a la vista. Para que la sujeción sea perfecta esos rastreles se colocan de forma perpendicular a la posición que llevan las tablas; es decir, que si el friso va en horizontal, estos se colocan en vertical, y viceversa.

En cuanto a la estética que aportan decir que varía mucho en función del material, la textura y el color en cuestión. Pero, por norma general, añaden un puntito acogedor, de recogimiento y calidez, además de cierta formalidad. Eso sí, el efecto general de la atmósfera puede cambiar si se busca el contraste con piezas o muebles de estilo contemporáneo, por ejemplo. De ahí que una estancia en la que haya frisos pueda tener múltiples caras. Os dejo con ejemplos de ello la mar de inspiradores.

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Vosotros, ¿dónde pondríais un friso?

4 Comments

  • 12 septiembre, 2016 Responder

    Andrea -Alquimia Deco-

    Me parece un complemento ideal para tener en casa, nosotros no tenemos propiamente dicho friso en las paredes pero sí que lo tenemos en la cama. Tiempo atrás nos decidimos a hacernos la estructura de cama a partir de friso de pared y estamos maravillados con ello. A modo de cabecero pusimos el friso pegado a la pared así que puedo decir que es el único trozo que tenemos. Sin duda alguna, fue una de las mejores decisiones que tomé.

    • 12 septiembre, 2016 Responder

      Bea Atienza

      Esa idea de aplicarlo para el cabecero es, además de bonita, muy práctica. Seguro que lo tenéis precioso Andrea.
      Un abrazo.

  • 12 septiembre, 2016 Responder

    enmanuel

    Es impresionante el cambio que produce en una estancia el colocarle friso. me encanta como cobra relevancia dicha habitación… pero tengo una duda: …Puede ser que al colocar friso el techo de la habitación baje visualmente???.
    gracias. y feliz semana.

    • 12 septiembre, 2016 Responder

      Bea Atienza

      Buenas Enmanuel. Sí, efectivamente esa puede ser una de las sensaciones visuales, que parezca que el techo tiene algo menos altura. También depende mucho del tipo de friso y el color en el que se ponga, pero por norma general es recomendable no instalarlos en estancias de muy baja altura.
      Feliz semana también para ti.

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