Un buen orden y una buena organización son dos factores esenciales para poder gozar al máximo en nuestra casa. Cada vez estoy más convencida de ello. Tampoco es que haya que tomarse esta premisa de una manera extrema (no olvidemos que las casas están vivas y, a veces, también piden socorro por ello), pero sí apostar  e intentar aplicar las soluciones necesarias que nos puedan ayudar a alcanzarla. Muy especialmente, diría yo, cuando hablamos de armarios. Hay trucos y herramientas para organizarlos de la manera más eficiente y funcional posible. En su día, de hecho, os mostré cómo me apaño yo misma con el mío.

Pues bien, por eso mismo, al encontrar este proyecto DIY tan interesante en I heart organizing (uno de esos blogs específicos que giran entorno a estas cuestiones y que te dan miles y miles de ideas sobre organización en general) me ha apetecido compartirlo. Revela cómo, de una manera relativamente sencilla, se puede adaptar el interior de un pequeño armario a las necesidades específicas de cada uno. En este caso, de una niña que -a medida que ha ido creciendo- ha necesitado más orden y espacio para su ropita, complementos y juguetes. El cambio, como veis, ¡ha sido bestial! Y, lo más importante: que sin contar con más espacio real se ha ganado muchísimo en capacidad de almacenaje.

ANTES Y DURANTE


Como veis, todo arranca vaciando por completo el armario y diseñando un boceto de organizador que dé respuesta a las necesidades específicas de la pequeña. Se ha apostado por una torre central con cajones en su parte inferior y baldas en su parte superior. Los cajones se abrirán así sin problemas y lo más elevado quedará siempre a la vista. A ambos lados de esta torre central se han colocado  cuatro barras para colgar prendas. Las más altas con rieles, las más bajas sin ellos. Y, por último, se ha utilizado hasta el interior de la puerta para ganar en capacidad.

El detalle decorativo lo ponen el color rosa empolvado del fondo del armario y los trozos de papel pintado con el que se han forrado las traseras de los nichos y las baldas del colgador de dicha puerta.

A la hora de la ejecución del diseño se han utilizado tablones de madera lacados en blanco y cortados a medida, barras metálicas a modo de colgador, una estructura organizadora ya preparada para instalar en la puerta y las siguientes herramientas: taladro, nivel, anclajes de pared, cortador de tuberías (para las barras) y una sierra (para los estantes). Además de esto, claro, los retales del papel pintado para darle el puntito decó.

DESPUÉS


El resultado y el cambio, de impresión. No sólo a nivel funcional. También en el plano estético. Con el proyecto ya terminado cada prenda, complemento o juguete ha encontrado su sitio. Es mucho más fácil encontrar las cosas y, también, volver a guardarlas y conservarlas en mejor estado.

Y, por cierto, con la estructura general ya creada, se puede incluso afinar uno a uno cada uno de sus compartimentos y cajones para -a su vez- volver a sacarles el mayor partido posible. De ahí la idea de colocar en ellos mini organizadores de calcetines, zapatos… cajas, cestos y todos aquellos complementos que ayuden a organizar por categorías.

¿Qué os parece el cambio? ¿Tenéis sistemas similares en vuestros armarios?

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