
Querida tumbona,
Te escribo y dedico el post de hoy por ser cómo eres. Por estar siempre ahí, año tras año, cuando volvemos a vernos en vacaciones. Por ser la más fiel amiga aunque a lo largo del invierno hayamos perdido el contacto (sin rechistar, con paciencia y sin dar ningún problema aguantas largas temporadas en la sombra); por ser resistente, fuerte, elegante y sofisticada, a la vez que sencilla y nada pretenciosa. Por adaptarte siempre a las necesidades y al entorno en el que esté en cada momento, y por sacarnos a todos del apuro procurando que nunca, nunca, quedemos por los suelos…
Por todo ello, yo hoy, amiga tumbona, te quiero dar las gracias. Porque estoy convencida de que los veranos no serían los mismos sin tu presencia y porque cada año consigues convencerme, nada más verte, de que el tiempo que está por llegar es el mejor de todos.
No me extiendo más, querida tumbona, y me despido sabiendo que -estos meses que ya han comenzado- no van a ser la excepción.
Un cariñoso abrazo,
tu amiga de verano, Bea.
11 julio, 2014
May Garbatella
Me encanta Bea, qué original!!!