
La luz natural. Ese elemento tan deseado, buscado y cotizado. Potenciar su entrada y su circulación dentro de cualquier interior es uno de los objetivos más preciados e importantes en cualquier diseño o proyecto de interiorismo y/o arquitectura. La ubicación y altura de cualquier vivienda, por ejemplo, son factores determinantes para tener más o menos luz natural dentro de un hogar, pero -al margen de esto- también podemos aplicar diferentes trucos o tirar de algunas herramientas para fomentarlo aún más y mejorar, en la medida de las posibilidades, su entrada y su circulación (sin obstáculos) por todo el espacio.
La luz natural, no sólo transforma los espacios por completo, si no que los hace mil veces más apetecibles. Contar con entradas de luz natural en casa es mejorar nuestra calidad de vida y también nuestra salud, tanto física como mental. Y aquí, en España, tenemos la gran suerte de disponer de ella a raudales y durante muchas horas del día. Así que, por todo eso, hoy hablamos y nos inspiramos con una solución funcional e inteligente que todos podemos tener en mente y aplicar en nuestra vivienda, tanto si la hacemos de cero, como si la reformarnos. ¿Cuál?: el tragaluz. Esa especie de «ventana o ventanuco» de vidrio o cristal que, en muchas ocasiones es fijo (es decir, que no se abre) y que deja pasar la luz del sol a través para que ésta se cuele hasta las zonas más oscuras o menos expuestas de un hogar.
En tabiques interiores
Esta solución me parece súper potente y perfecta para ser aplicada en cualquier tipo de vivienda. Si hacéis reforma en casa, poner un tragaluz en un tabique interior será la solución perfecta para llevar luz natural a un pasillo angosto y oscuro, por ejemplo, o a un baño interior. Tened en cuenta que, si la situación del tragaluz es alta, ganaréis -además- en privacidad. La luz natural pasará a través de él, pero desde ninguno de los lados del tabique veréis el interior del otro.
En muros o cubiertas hacia el exterior
Esta opción está ya más ligada al proyecto arquitectónico en sí. Es decir, que raro será si vosotros mismos -haciendo reforma- lográis la autorización y los permisos para crear un vano dónde no lo había y así, hacer un tragaluz en un muro exterior o en el tejado o cubierta de una casa. Este tipo de tragaluces suelen idearlos los propios arquitectos desde el inicio del proyecto. Así que, si tenéis la suerte de poder haceros una vivienda desde cero, por ejemplo, y contáis con los servicios de un arquitecto que os la proyecta, comentadle esta idea como recurso. Aunque es muy posible, que él o ella os lo plantee sin necesidad de decirlo. Tragaluces estructurales los podemos encontrar, tanto en paredes como en techos y cubiertas y, en cuanto a sus formas y tamaños, el único límite lo pone la imaginación (y el presupuesto).
Y a vosotros, ¿qué os parece esta solución para ganar luz en casa? ¿Pondríais algún tragaluz en vuestra vivienda?
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