Una cocina de paso

¡Me encanta esta cocina! Me parece que está planteada y ubicada con mucha originalidad y creo que tiene personalidad, carácter. Lo primero que me ha llamado la atención de ella es su distribución y el hecho de que sea el conector, el tránsito, desde la entrada hacia el salón y el enlace con el piso de arriba. ¡Claro que sí! No hay porqué arrinconar a las cocinas. Todo lo contrario. Como, en este caso, podemos convertirlas en el punto esencial de una casa…

Una vez he visto esto… ya he ido inspeccionando cada uno de los elementos y piezas que hay en ella. ¡Todo me fascina! Y creo que el conjunto es un éxito total. Lo primero a por lo que ha ido mi ojo: claro, ¡el Smeg! Ya sabéis que adoro esos frigoríficos (en este color es una pasada) y aquí está puesto con dos narices. ¡Atrevido! Pero a medidas que observas y observas… ¡es que nada en ella es para pasar por alto!

La mesa de madera, la suspensión de los cacharros, la forma de colocación de los botes, vajillas, etc. dejando todo a la vista, los cuadros que decoran las paredes y… ¡el armario tipo alacena que hay en paralelo al Smeg! ¡Cómo me ha gustado! Igual, o casi más, que el frigo… así que ya os hacéis una idea, ¿verdad?

En fin, y a todo ello le sumo un factor más: la cantidad de texturas que tiene la cocina con todos los materiales que se han empleado en ella. Madera, metal, piedra, baldosas… ¡mezclas que suman!

Y ahora, para terminar, dos detalles del salón al que desemboca la cocina. Separando ambientes, pues ya veis, la súper mega alfombra que cubre toda esta parte de suelo.