Esta semana la empezamos (al menos aquí, en Madrid) con bastante frío. El invierno no acaba de irse y, por eso, qué mejor que hablar de dormitorios acogedores y gustosos en los que refugiarse de la lluvia y las bajas temperaturas. ¿Cómo lo hacemos? Pues básicamente empleando trucos de decoración que nos ayudan a crear la atmósfera que buscamos. El uso correcto de textiles y complementos, por ejemplo, es esencial y, eligiéndolos en las tonalidades y colores adecuados, podemos conseguir este objetivo. Especialmente cuando nos referimos a la ropa de cama: edredones, fundas y cojines. Sin duda, las paletas cromáticas que mejor encajan con las estaciones invernales son estas que os muestro: la gama de marrones y ocres, la de los verdes, los grises y los azules oscuros.

Camas en marrón y ocre

Colores que emergen directamente de la tierra y que nos recuerdan al otoño. Por eso funcionan a la perfección cuando queremos evocar un ambiente como el de un refugio o el de una cabaña en mitad del monte. La leña quemándose en una chimenea, la belleza cromática tras la caída de las hojas antes del invierno… Sensaciones que conseguiremos si apostamos por ropa de cama en estos tonos.

Camas en verde

Otra de las paletas cromáticas que relacionamos directamente con la naturaleza y que pega a la perfección con los marrones y ocres. Combinar, sobre todo, verdes olvida o verdes botella es asegurarnos una atmósfera igualmente calentita en el dormitorio, pero añadiendo un punto más fresco que en el caso anterior. Como ya os comenté, el verde es el tono más relajante de la paleta cromática. Una habitación en la que predomina el verde garantiza un ambiente desahogado, apaciguador y sosegado donde las maderas y los matices vivos que añadamos destacarán sin provocar demasiado contraste.

Camas en gris

He aquí uno de los colores neutros (a medio camino entre el blanco y el negro) por naturaleza. Con el gris nos aseguramos el acierto. En cualquier espacio, sí, pero aún más, si cabe, en un dormitorio (como éste), en el que queramos crear una atmósfera invernal, serena y sosegada. Con sábanas en blanco y una manta de punto grande crearemos un contraste visualmente bello que dará textura al conjunto y llamará la atención del que mira al instante.

Camas en azul

La gama cromática del azul puede dar una inmensa cantidad de tonalidades distintas (que oscilan entre el celeste, el añil y el índigo), pero todas ellas están asociadas a la estabilidad, la formalidad y la confianza. Para conseguir un efecto acogedor en un dormitorio yo recomiendo apostar por sus tonos más oscuros en la ropa de cama que, por contraste cromático, acentuarán el dinamismo de las tonalidades más cálidas. Lo mejor de esta paleta es que invita al reposo y al descanso, algo que beneficiará la calidad del sueño. No obstante, en habitaciones con poca luz natural, evitadlo porque puede dar un aspecto más frío. Sin embargo, es perfecto para espacios pequeños a los que dar profundidad.

Otros textiles

Y, aunque el color de la ropa de cama (de la que encontraréis variedad en Textura Interiors) es la herramienta más importante a la hora de vestir dormitorios para el invierno, también tenéis que tener en cuenta que textiles como las alfombras y las cortinas juegan un papel igualmente destacado. Las primeras, cálidas y de pelo largo, apetecen mucho en otoño e invierno. Ubicadlas a los lados de la cama. Lo esencial es que, cuando os levantéis siempre haya una alfombra gustosa que recoja vuestra pisada.

En cuanto a las cortinas, tened en cuenta que son el elemento perfecto para evitar que el frío y la humedad se cuelen por las ventanas del dormitorio. Elegid tejidos fuertes y gruesos que protejan al interior del exterior. Y una recomendación: aunque las caídas laterales sigan esa línea, en el centro podéis incorporar un visillo u otras cortinas más ligeras que sigan permitiendo el acceso de la luz natural al dormitorio.

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